Y decidí llorar
desalojando la mochila
del oxígeno ficticio
y correr
con mis dedos
el pequeño traje
del
orgullo superficial.
Para lanzarme
allá al fondo
a la transparencia
sin máscara
ni ropaje
donde solo me habitan
mi piel, las bronqueas
y el sonido infinito
del
aleteo de dos alas
hacia la profundidadLeandro
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